Es esa soledad silenciosa,
lenta,
la que murmura voces bajo almohada,
la que aparece a hora imprevista, maldita, segura,
y aún así la combates.
Te ocupas, te ocupan, eres ocupado
y las actividades se suceden y la callas,
funciona, a ratos, a muchos ratos.
Eres existencia de cuerdas de cello,
y cuando eres música y la abrazas,
se te abren los poros de tu alma
y la piel tirita, tiembla, presiente,
es allí, cuando en tu accesibilidad ataca,
te avanza la soledad, y te hunde,
te hace agachar para oler tierra y cenizas.
Aún así,
te mantienes firme, es un momento,
sabes que pasa, sabes que ocurre, sabes que vuelves a salir.
La ley del esfuerzo, tu baza, tu espada
y estas en la calle,
estas presente, con los otros peces, con las otras aves,
vuelas y nadas.
En la punta de los dedos lo sientes muchas veces,
al teclear,
al pasar la corriente de la emoción que emite tu mente y pasa por tus manos,
por tus dedos y hacen visible al mundo lo que piensas,
lo que te ocurre.
Manifiestas que existes,
ni mejor ni peor.
Existes.
@Ava
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