Cuando sea la hora
y arriba la mano que me lleva en silencio
a un cerrar y abrir de ojos sin concretar,
no abras la cremallera de los cielos de la fatalidad.
Afronta mi muerte con dignidad,
la de un guerrero que desde nació la lucho.
Agrupa a todos mis amigos, a mis recuerdos,
a aquellas personas que ame, aquellas que se fueron
y diles en mi nombre, que viviré,
no aquí, sino en el otro lado.
Y no me es extraño,
porque siempre fui de fuera.
Dejo luces, poesías, canciones, sombras de las buenas,
y mientras lo recuerdas,
tira una piedra al estanque,
que todos miren como me extiendo,
como me reflejo
y en su día lo había dicho,
una onda infinita seré.
@Ava
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