Dejar de navegar sin rumbo… Y fije mi nombre en el tuyo,
como estaca de platino permanente
que transmite a mi hogar de antaño,
ese que ya no existe,
mi acogida como recién llegado a un nuevo fuego,
a ese abrazo tierra que me recibe en su seno,
a esa natura libre que me alimenta con su espontaneidad.
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