QUERÍAS MEJORAR LA VIDA DE LA GENTE Y TE PERDISTE
Te conozco de casi toda la vida, y te consideraba mi amigo.
Hace 5 años te metiste de lleno en la política.
Yo te desee suerte y te anime que si eso era lo que querías,
pues adelante, que defendieras los principios en los que creías,
sin perder tu humanidad y equilibrio.
Han pasado los años y tu ibas subiendo dentro del partido,
asumiendo cada vez más responsabilidades.
Cuando te escuchaba hablar en algún mitin te sentía muy diferente.
Observaba ese odio que transmitías al referirte a tus adversarios ideológicos.
¿Dónde estaba el respeto al disidente del que me solías hablar a menudo?
En
ocasiones te veía votar por cosas, en las que antes no creías.
Luego supe que estabas obligado a votar por los mismos postulados que el
presidente del partido había dictado.
¿Dónde estaba tu libertad de conciencia y el libre albedrio?
¿Te habías convertido en esclavo de una maquinaria partidista que exige obediencia
completa al líder supremo?
Tu yo,
al servicio del colectivo.
Tu yo,
diluido.
Tu yo, desaparece,
para dar paso a los ensayos de como sonreír
para ocultar una mentira.
Tu yo,
cambiado, pero tu voz anti natural te delata.
Cambiaste tu afán por querer aportar soluciones para la gente,
por más charlas y charlas sin sentido.
No respondías a las preguntas de los periodistas,
y se te daba muy bien torear con evasivas o con un “sin comentario”.
Te empezaste a rodear solo de aquellos que te hacían preguntas para masajear tu
ego.
Salías
a la calle de las manifestaciones televisadas para celebrar los acosos del
pueblo contra tus adversarios.
Pero
cuando el pueblo se volvía contra ti, no hablabas con la misma moneda,
y proliferabas insultos a lo que considerabas una chusma inmunda acosadora.
En el fondo sentía tristeza por ti.
Quizás estarías harto y cansado de todo el circo en cual te habías metido
y no veías forma de salir de allí.
Quizás anhelarías de poder regresar a esas cervezas que nos tomábamos los
domingos
en el campo de fútbol de nuestro equipo de media vida en Tercera División.
Desde
luego, si vienes, te invitare a una ronda.