El frío no tiene nada de prudente,
es sigiloso, se extiende,
y primero sube por los pies.
De frías necesidades he construido una fortaleza
en la que se acumularon y fortificaron los años.
“Ojala todo el año hiciera frío”, y mi barbilla se hunde más en el abrigo polar
para arrastrar mis dedos por la pared del Parking.
Dejando Flashes.
Esto me hace sentir pequeño y realista,
en cualquier momento puedo quedarme tirado en una cuneta
o en un edificio hormiguero donde nadie conoce a nadie
y solo los buzones llenos claman que hay ausencias.
Asumido está,
el corazón late un millón de horas,
y a veces hay prorroga.
Siento amor por personas,
siento querer de verdad,
y cuando trazo líneas entre todas mis circunstancias
veo que algunos triángulos aún están fuera del alcance de mis pulgares.
Puedo ofrecer realidad,
la que es.
No pido cuentos de flores y margaritas, y ser sincero es un acto honroso por
dar.
Ser claro, es lavarte la cara, abrir la puerta,
y dar un abrazo a esa persona que hace horas que echas de menos.
Oscuridad mezclada con luz,
me queda carboncillo en mis huellas náuticas
para empujar lejos los Icebergs con riesgo de naufragio.
Hacer de este Sur un Norte.
¿Sabíais que las distancias
temporales pueden
ser un acto de Amor?
Uno más entre cuarenta y siete millones de ciudadanos.
Elegir doce palabras en un Instituto donde me invadieron las emociones.
Si, ayer fue.
Once meses maravillosos. He crecido, tu también.Juntos nos hemos hecho grandes.
En mi mano siempre sentiré ese apretón y las huellas no se borran.
No descarto nada en esta vida.
Hace unas horas supe que mi hermana sigue viva.
Mi ex me lo contó y Google me lo confirmo.
Y le di un abrazo,
que bueno es abrazar.
Pero aún no estoy listo para contactar.
Pronto espero estarlo.
Soy un escritor que se le escapan muchos acentos.
No es mi fuerte.
Por eso luego me pierdo en el supermercado para encontrarlos
en las barritas saladas que hacen “Crack” al morder.
Tampoco me siento vinculado infinitamente a los círculos literarios e
independientes.
Los frecuento de vez en cuando,
comparto,
y sigo.
Dejar y agradecer.
No puedo deciros donde voy a estar mañana.
Por favor no me lo pidáis.
Los dedos dejan de teclear.
¿Quién decide lo que es correcto, lo admisible, lo que se puede mostrar, lo que es permitido? Mírame pues.
Tengo barro en los tobillos, tengo miríadas de estrellas negras en mis ojos metralla y, por si fuera poco, no atiendo a los Top Trend de las listas.
Un zapato con tres rayas y una camiseta con cocodrilo, me dicen tanto como las habichuelas de tres días que deseché. ¿Por qué la gente se sigue casando en bodas tediosas, con invitados sudando colores en sus corbatas en un vano intento de encajar?
¡María! Niña descalza, aprieta tu pie en mi ombligo, álzame la mano y con pasión, te elevo sobre mis hombros, alerta como faro de la expansión creativa. Aún hay tierra que no sucumbió a la vanidad de los clichés.
No te apenes, amigo, no te caigas abajo, amiga, no dejes que las manos y los comentarios ajenos tracen tu camino. A ellos les importas un pimiento, pero a ti, te importa todo. Echa la manzana hacia arriba y mordisquea el aire que te da la vida.
Sé Dios personal que expresa bondad y amor para decidir. Vida, vida, vida... y dilo otra vez... Mi Vida. Sé Ángel que sabe seducir para vivir.
Tragaba para poder atravesar
el techo y llegar al Kilimanjaro
Tragaba una tras otra,
con agua y conenorme pesar.
Cada nueva pastilla era un paso más para ver
las nieves de un monte africano desde otra dimensión.
Con 17 años casi todo era intenso,
horrendamente amplificado,
como a un ciego que le pasa un cortacésped a diez centímetros
de distancia de su oído.
Aquella vez no pude controlar nada,
no podría apartar la decepción que sentía mi padre,
no podría soportar que me llamara traidor,
el dolor me paralizaba el riego vital.
Quería dejar ser parte de este mundo,
romper los puentes, romper los afectos,
romper los sentidos para seguir respirando.
Llego el colapso y me hundí,
la matriz materna se soltó, y una tras una,
tragaba,
apuntaba al corazón hundido.
Oscuridad y desconexión.
Abrí los ojos y el techo me atrapaba,
a pesar de sentir las piernas pesadas,
sentí un remolino en el techo que me atraía hacía el.
No podría soltar esa presión,
y cada vez que atravesaba el remolino del techo,
volví a caer al suelo.
No conocí, perdí.
No me levantaba, caía siempre.
La punta de la montaña helada,
leopardos blancos arañaban mi pecho sudoroso,
Bucles angustiosos,
duraron semanas,
así recuerdo la vez que intente romper.
Desde entonces la tengo pegada en mis letras,
algunas veces lo suelto,
otros solo me callo.
Vida mortífera, muerte agradecida.
Si salgo de la ciudad me matan.
No tengo alas para volar por encima de los soldados y tanques.
No soy invisible para desaparecer de las miras telescópicas de las
ametralladoras.
No soy rebelde, ni de la causa estatal.
Nací bautizado, supe del Corán, también de Buda,
pero no práctico ningún credo,
solo soy una persona con tripa vacía y huesos marcados en la piel
y tengo hambre.
Mis vecinos también.
Utilizamos sal para crear sustancias
que eviten la deshidratación.
He visto a muchos comer hierba y hojas,
yo lo probécon caracoles y otros
insectos.
Hace días que no se ve ningún gato o perro por la ciudad.
Es la escasez, el hambre.
Los niños solo piden un poco de dulce.
¿Señor Assad usted tiene hijos?
Somos puntos crucificados al borde de la frontera con el Líbano.
El mundo mira y cambia de canal.
Las banderas negras con círculos blancos se acercan y amenazan,
subyugan o erradican.
Ya tuvimos las esvásticas.
Casi todos creen tener la solución,
¿pero quién hace algo?
Un punto afinado de sensibilidad hizo la
diferencia
de que tú y yo termináramos en la cama
para subirnos a los barquitos de papel y navegar sobre mares de aceite y
fluidos.
Cuando desperté me di cuenta que estaba
abrazando una sabana de azúcar.
Tenía la boca aún con sabor a horchata del trago
que me di a las tres de la mañana
viéndote vibrar y mover en tu sueño de nata y sudor.
Si hablaran los hospedajes callados y
discretos,
muchas historias interesantes se contarían.
Que se lo pregunten a las huellas de los cuerpos húmedos
que han quedado marcadas en paredes y suelos,
Manos agarradas con gemidos vehementes
que se quedaron en la mancha insoluble de la sabana morada.
Después de eyacular, después de recibir, después de llegar, después de soltar,
me gusta meterme en la boca latidos de Kivi.
Su carne es la mejor y espanta a los transeúntes de Sosolandia.
No estoy para perder tiempo y energía.
Ciertas cosas son selectivas.
Por eso mis "Te quieros" van a ser
muy contados
y significativos este año.
No quiero entrar en el juego de la prostitución masiva
de las palabras de disparo fácil.
Para ello,
lo primero es hacerme practicante del silencio constructivo.
Lo segundo,
accionar la alquimia que emana de mis manos y pensamientos.
No quiero que me anestesien
en la complacencia de los amores en directo,
ni menos dejarme aplastar por una mezcla de soledad y vacío
que sabe a derrotismo rancio
y que amenaza con hacer perder cualquier tipo de avance constructivo.
Aprender de los animales,
con atención,
en alerta al beber el agua que me da vida para seguir moviendo las manos
y alcanzar un sueño que clave hace días en la tabla de mi casa.
Si fuera un planeta viviente daría un fuerte estornudo
para liberarme de todos los agentes contaminantes.
No llevar innecesariamente.
No cargar por compromiso.
No asentir si estas con la luna opuesta,
si, esa de agua y de sangre.
¡Crecer!, en eso estoy.
El cómo, lo cuento en mis crónicas,
como escritor y repartidor de emociones. @ Las Crónicas de Ava
No son los “Te quiero” de compromiso que me hacen entrar en estado de lucha permanente, con esa pasión que sentiría al ser rebelde contra el mundo por tu causa.
No son sensibilidades a la carta del menú de Google que deseo que embistas en mi luna piel del alma hombre, son más bien esas cosas naturales que haces cuando explotas y sacas la niña traviesa que sabe clamar por justicia y derecho de amar y desear a natura pura.
No es la muerte lenta de aburrimiento de novia formal que aspiro a respirar cuando alcanzo ver tu torre que me echa el puente para entrarte de frente, para agarrar tus cadenas y engancharlas a mis grilletes y hacer de la mazmorra los dominios de nuestros encuentros. Marcados.
@ Las Crónicas de Ava . En la voz de : Angeles López Quesada
Correral lado del lago de fuego
cuando la testosterona salpica trozos de aura incandescente.
Echar.
Correr con la succión de un cuarto de melocotón
y permitirte drenar mis cavidades.
Echar más.
Correr en la comisura de tu coquetería descarada para
mancharnos no solo de noche, sino también en ese aparcamiento público.
Morbo.
Explotar.
Corrercomo un cojo no tiene gracia, ya
lo soy.
Pero inyectarte adrenalina,
cuando te clavo con la intención de desdoblar sabanas
y empalmar en un madero el pecado que nos condena,
eso si es firme y decisivo.
Explotar, triplicar.
Correr sigilosamente en tu oído mientras pelas las patatas de la cena,
es un anticipo del postre despenado.
Comer, succionar, tragar.
Todo alcanza.
@ Las Crónicas de Ava
Mujer, de piel,
de ganas descosidas y vivas.
Corto con tijeras las cadenas del reloj
para tatuarte mi rotura con el tiempo.
Al besarte,
estoy ausente de orientación externa,
me aspiras.
Al darte punzadas de lengua por debajo y por arriba,
te azoto, te acaricio, te meneo el gusto por tus terminales sensibles.
Es solo uno de mis encantos,
estoy seguro de mi poder,
y lo sabes,
lo pides,
me abofeteas cuando la calle pretende agarrarme,
para que desista de ponerme los zapatos para volver a salir como navegante.
Sexo muerto, reventado,
ennegrecido con carbón calcinado de la noche de ayer.
Te hable de BDSM,
te hable del genio de la lámpara que no estaba acostumbrado a permanecer mucho
tiempo,
y probablemente siga siendo así.
Hoy de cuero,
por la tarde un algodón que te cura tu herida.
Te lo doy.
Los dedos cuando agarran son viciosos,
la yema del contacto espontáneo,
mojar carne en el orgasmo de la fecundación naranja.
El sol ha salido ya,
y fíjate como mi baba de caracol alarga tus fluidos
hasta reventar por doquier.
No hay fronteras que valgan en mi mente cuando siento como lobo
metido en un traje de conejo.
Chúpame los labios,
chúpame los intestinos de mis erupciones constantes por declararme sin ley
en un mundo genético controlado.
A veces no quiero sexo, no quiero poesía,
no quiero rollos ni contigo, ni conmigo, ni con nadie,
a veces necesito subir una montaña para probarme de nuevo,
y traerte un regalo de la cima.
Por eso soy tan especial,
porque cuando estoy,
incluso durante mi ausencia,
lo doy, lo entrego,
te digo:
Quiero estar contigo.
Vamos a ser claros.
Seguramente el haber crecido con tobillos de cristal,
el haber llegado a la pubertad con voz temblante,
el haber creído en mi independencia al salir desnudo de experiencia a la calle
para afianzar mi propia vida,
el haber tenido fe en la autoalimentación del amor,a pesar de haberse roto algunas pompas de
jabón,
el haber danzado con el Diablo
para luego presentarme ante Dios para reclamar un mundo unido,
seguramente todo eso,
y más vivencias dignas de una biografía futura,
habrán contribuido a que escriba lo que escriba,
a ser lo que soy,
a tener este impulso de puño en alto y desparpajo creativo.
Margarita,
es una espiral,
es una tortura,
es un ruego al sol que te permita ver un nuevo día.
La “quimio” solo es una sala,
te espero para darte un abrazo,
recibe un poco de energía, de la mía, de tus amigos,
de todos los que te queremos,
juntos lograremos que no tengas que ir en soledad
y se te haga más fácil caminar y curar.
Margarita,
a ti no puedo decir que no,
nunca te he visto en persona,
solo una vez escuche tu voz,
y tus palabras que pones cada día en el muro de las visibilidades.
Si tu puedes,
nosotros también.
Las palabras se quedan cortas,
y la emoción inmensa.
Mi cariño y amor para ti.
Esta lucha la vas a ganar Margarita.
(Dedicado a Margarita Gonzalez)
@ Las Crónicas de Ava
Mi piel tiene tatuajes de distancias y olvidos.
Por eso no me dicen nada las palabras fáciles
y los romanticismos anacrónicos.
Me gusta la lluvia que me cae en la cara
y el frió de frente.
Mañana me enamoro,
mañana me desamoro.
Así en pocas palabras son las mareas.
Por eso me tapo la vista en caso de hacerme ciego para no percibir
Y el puré de patatas sigue haciéndose igual que ayer.
Atracción es
o no es.
La muerte anunciada de las medias tintas.
Después queda claro que
a la luz no le gusta la división,
porque su naturaleza es la expansión. @ Las Crónicas de Ava
Ilusionarse lo justo y permitido,
lo alcanzable y demostrable,
lo demás se alberga en las hazañas que logras realizar en el futuro.
Las alegrías son efímeras y se diluyen como el hielo que flota en un vaso de
té.
Las tristezas son de tacto amargo y punzante.
Solo cuando suelto tengo posibilidad de recuperarme.
Es el equilibrio, dicen.
Y a veces un punto afinado de sensibilidad,
hace la diferencia de que tú y yo terminemos en la cama
para subirnos en barquitos de papel y navegar sobre mares de piel.
No puedo esperar a los que no están en
condiciones de seguirme.
No es justo ni para ellos,
apurarlos artificialmente,
ni para mi frenar el desarrollo e impulso que estoy experimentado.
Las líneas del tiempo son curiosas y sorprendentes.
Gratitud siempre a todos los valiosamente encontrados.