El próximo Martes a las 12.00 h y 16.15 realizare dos sesiones de
charlas de motivación y activación para los alumnos del Instituto Gaudi
de Reus. Estais invitados a asistir.
Me agacho
y ato el zapato,
la mente divaga, se expande,
se inicia el viaje.
en el tiempo, en la distancia,
en meteoritos-sensaciones que atraviesan mi mente
mientras en automatismo se desliza el cordón entre mis dedos
para apretar y sujetar,
y estoy cerca de una satisfacción
al erigirme y encontrar mi cara “poemizada” en la expansión del espejo.
Me agacho,
me inclino,
Maria o Mónica, no recuerdo su nombre
que lucia en su tarjeta de cajera de la esquina primera,
en ese sitio donde olían panes nacidos de manos emprendedoras.
De ella si me acuerdo,
y ella tal vez de mi mirada que entraba y salía,
provocando una situación que podría dar lugar a un viaje,
a un reino conquistado en común.
Me agacho,
me tuerzo,
el calcetín derecho entra a pelo,
pienso en los hombres mono para
enganchar con el pie izquierdo.
Los rayos del sol que entran por la ventana
iluminan las motas de polvo que flotan en este espacio de mañana temprana.
Me agacho,
me encojo,
desnudos siguen los años
cantando canciones de placer y untadas por debajo
con paté de realidad.
Mis amigos, mis amores, mis decepciones,
dentro de un tranvía.
Cuando quiero,
me subo.
Tú eres el sol que brilla desde el centro del
sistema
y haces circular grados completos de conciencia recibida.
Tú eres el calor que producen tus reacciones internas
y radias sin ver quien es mejor o quien es peor,
das vida y la vida te mira.
Te ocultas bajo mar, ríos, montañas
o edificios de una civilización expansiva
y la oscuridad aflora y hasta consuela,
tristezas y penas, las de poetas,
las de madres,
las de cualquiera que recuerda el esfuerzo y el cariño que puede dar mañana. Tú eres luz que frena la nada de la materia
inexistente,
del nada absoluto entre estrellas y galaxias,
en las pupilas que te ven, se reflejan las gracias.
El sol es el corazón que hace sentir,
El sol es el motivo que hace vivir,
El sol es el amor que se cree tener,
El sol es todo lo escrito y por escribir
hasta que la Tierra
revienta,
hasta que desaparezca. @ Las Crónicas de Ava
Avisto blusa en fase de desabrochado, entrevés mis carnales discernimientos al abrir uno por uno los botones que mantiene en elegancia fetiche la tela adherida a tu cuerpo. Como un lince escurridizo cazo los momentos oportunos de tu proximidad diaria para rozarte y sentir fricción entre tu, entre yo, entre nosotros, y en medio oler el tejido suave para ronronearte como felino domado al lado de su femenina atraída.
Aprieto por doquier adaptando tu cuerpo a la moldura de la mesa de roble. Variamos de presa, agarras y no sueltas, te contradigo clavando tus manos a la claridad de mis intenciones. Me maldices, me injurias, me fuerzas, me muerdes y después de todo sabes que al final nos vamos a quedar exhaustos, recogidos, rendidos y entregados en la última esquina en la que este mundo nos iría a buscar.
Hacia tiempo que no me sentía activa.
Seguía las partículas de un hogar que había construido,
de mueble a mueble,
de emociones que desprendía sin pensar, sin calcular, sin dibujar.
Un día, después de muchos años,
me desperté viendo la prole ya crecida y tomando sus decisiones.
Me acerque al espejo, toque mis labios, acariciando mi cabello de arriba
a abajo,
metiendo el pelo entre mi boca,
coqueteando con la apetencia que me reflejaba el espejo
y las luces difuminadas del fondo presente inducían a convertirlo en momento
precioso.
Una voz me dijo que despertara, que me quisiera, que gustara,
me hablo de una vida que quería despertar de nuevo desde la punta de mis dedos.
Rebelión positiva,
eso me decía,
y a medida que me miraba con las visiones que salían de sus ojos,
los míos rompieron el muro y empecé a abandonar la sequedad de mi boca
y el me abrazo,
me llevo. @ Las Crónicas de Ava
Pelar
emociones en mandarinas
Niños, niñas de ultra mundo.
De este lado de la abundancia,
del otro lado de la escasez.
En ambos hemos pisado fondo.
Algunos más, otros solo con las puntas de sus dedos.
¡Hambre! Convócame otra vez a tu círculo para soñar
del olor de los panes recién hechos de madrugada
con las puertas cerradas, las calles vacías.
¿Sabéis que ya no creo el amor de palabras? ¿Sabéis que soy seguidor de la estaca
con clavos,
de esa que rompe el día con coraje y miradas llenas de realeza?
Al bajar del bus piso suelo mojado,
lo beso para sentir mis pies parte del movimiento terrestre.
Estoy en este lado, el mío.
¿Donde esta el tuyo?
Os podría hablar de aquí hasta Tegucigalpa
de pelar emociones escondidas en mandarinas recién recogidas.
Esfuerzo, eso he mamado desde pequeño.
Sigo deseando abrazar. ¿A quien?
Callado.
Tumbado,
miro hacia el techo que gotea incógnitas parpadeantes
de situaciones todavía no vividas.
Quiero alcanzar la cuerda que se halla en el cielo negro,
y atar la amenaza permanente.
De píe,
la Tierra me
asegura que no caigo en la inconsciencia.
El rey del sueño a veces es traicionero,
y no puedo descuidar mi vigilancia.
Para esto también sirve la prosa libre.
Para taparse con cariño y alcanzar la costa segura.