viernes, 4 de octubre de 2013

Poesia: Una tarde con dos amigas



Una tarde con dos amigas

Vosotras estáis aquí
y mis repeticiones se paran mientras prevalecéis.
Tal vez consigo mantener esa sensación
por mucho tiempo.
Veo como os queréis,
os mantenéis con besos en la vida misma.
Ya he sentido experiencias similares
en noches húmedas y despejadas con mi otro “equivalente”.
Vuestro tacto es sensual,
hace competencia plena a la hermosura de una flor de loto.

Un pensamiento propio se introduce en vuestra amistad.
Poco os veo,
entre tanto estoy mezclado con altibajos.
A diario observo las transiciones callejeras
y contesto a promesas provocadas
por cabello rubio y cuerpos valorados en esencia de nata.
Os agradezco que intentéis comprenderme,
sé que es en vano,
no significativo para envolverlo en palabras perdidas.

Un buenos días y buenas noches
y sigo con la danza de la alegría
vuestra expresión desnuda.
Un buenos días, ¡Tacto!
El cariño es vuestra mejor arma para derrocar
a intrusos innecesarios y mirones empobrecidos.

No prestéis caso a la opinión destructiva de mentes encerradas.
Podéis estar seguras de mi aprecio,
os tengo dentro, muy dentro,
y aunque me vaya lejos,
pensare en lo que permanece de vuestra relación, de nuestra amistad.
Que el amor os acompañe.

@Ava

Pogo - Kadinchey


jueves, 3 de octubre de 2013

Relato: Los globos que se llevaron deseos al cielo


Los globos que se llevaron deseos al  cielo


Como de costumbre entraba en la sala, con pensamientos en lo que iba  a hacer,  con ráfagas
de recuerdos de lo que hice ayer. Al entrar las cosas eran diferentes. Veía algunos globos inflados,
y en una mesa muchas cuerdas. Cada cuerda llevaba un papel atado, y al mirar y acercarme observe que eran deseos. Deseos de todos los internos, usuarios y trabajadores que acudían al centro. Era el 2 de Octubre, Día Internacional de la Parálisis Cerebral.

Deje mi mochila en una silla y empecé a leer todos los deseos que iban atados a las cuerdas. Había toda clase de deseos, tan simples, pero a la vez tan vitales:
- Quiero Caminar, - Me gustaría encontrar el amor. – Deseo volar – Quiero que me den un beso de verdad – Que me suban el sueldo – Quisiera tener nuevas piernas – Deseo que mis padres no lloren más – Quiero ser independiente -  Quiero tener amigos.

Leía y los ojos se me hacían agua, no lloraba, pero si tenía el alma en un puño, esos deseos, esos sueños, y todos iban a ser atados a globos,  iban a elevarse al cielo, estar más cerca del divino.
Iba a acudir el alcalde, y así sucedió. Se iba a pronunciar un discurso, y así sucedió… y las manos que sujetaban los globos los dejaban libres, y volaban, y subían, y cada vez más alto hasta que el celeste se los trago y guardo los deseos. Me parecio importante recordar.

@Ava




Slave of Music




Mezclas orientales y las cadenas de la esclavitud ... en un grado o otro todos las llevamos.
Oscuridades, movimientos, deseo.

Tigerforest Feat. Amethyste - Into The Distance





miércoles, 2 de octubre de 2013

Frases de Ava

A veces requiero de los silencios que me dan todo el espacio necesario para decir lo que tenga que decir. No hay más.
@Ava

Frases de Ava

Hay dos clases de ataduras:
Aquellas que detestas, que no te dejan respirar, impuestas, y soportas por necesidad, por sobrevivir. Son esas cuerdas menores, y otras mayores, que maldices cada dia o las callas con voluntad y responsabilidad.
Luego estan aquellas que rayan la locura, traspasan lo permitido, lo tabu. No son impuestas, crecen de ti, invisibles,
y alguna vez encuentran agua ajena donde enraizar,  donde apretar. Esas cuerdas no inquietan, liberan más alla de lo posible, de lo deseado.
@Ava

Poesía: Hilo hiriente



Hilo hiriente

Me quite el zapato,
para  darte y pisotearte,
hilo punzante
que me frotas con espinas milimétricas,
y me arrancas fuerza que mengua.

Me quite la camiseta,
para tirar de ti
hilo hiriente,
que añades un segundo pulso,
el del veneno manchado de petróleo,
de los kilómetros que me hirieron de paliza
al no poderlos recorrer,
al no poder sustanciar el destino.

Me abrazo por los cuatro costados,
hilo paralizante que me tienes atado de piernas,
que me haces caer,
besar suelo para callar espantos,
y logro tijera,
y logro trocearte de rabia,
y libero y camino de nuevo.
¿Hasta cuando?

@Ava

Marc Enfroy - Peacefulness





Poesia: Déjame ser



Déjame ser

Si alguna energía superior me percibe,
déjame unirte por un rato a la tuya,
déjame asimilar y comprender lo que es ver a todas las variantes temporales
que una o otra decisión puedan conllevar,
déjame ser esquimal
que da las gracias por el sacrificio de una foca,
déjame entrar en la mente y corazones de este sistema
 por si hay esperanza,
 por si hay voluntad.
Déjame probar ser la ave más resistente y voladora
 para dar la vuelta al mundo
y llevarme a todas las razas conmigo,
porque solo conozco una razón, una realidad.
Vivir.
Y soñando tal vez puedo llegar a ti.

 
@Ava

martes, 1 de octubre de 2013

Frases de Ava

Me gusta la particularidad que muestras cuando la luz de la mañana alcanza tu ojo izquierdo y la sombra que proyectas hace aparecer mi nombre en tu mejilla creativa derecha.
@Ava

Frases de Ava

Hay ciertos procesos en la vida de una persona que necesitan su tiempo de transición, bien para encontrar su conclusión natural en una salida liberadora, o bien para confirmar que tu alma y sentimientos esta bien anclados y seguros. 
@Ava

Relato: La sonrisa en el Kiosco



La sonrisa en el Kiosco

Cada día sobre las 12 me pasaba por la Plaza de la Esperanza donde estaba el Kiosco. Hace poco que el Kiosco había cambiado de dueño y ahora lo llevaba una Señora amable de cabello rubio rizado y que siempre me saludaba con una sonrisa, de las más profundas que he visto. Compraba la prensa diaria, aparte de unos fascículos diarios sobre el arte de la seducción y placeres poco comunes.
¡Hola, de nuevo por aquí!, me respondía con su sonrisa típica y que me aportaba un poco de elegancia deseada al día a día.¡ Si aquí estoy, ya me ves! le devolvía la sonrisa. ¡Pues te tengo reservado lo tuyo!, me tuteaba con una naturalidad plasmante. Mientras se disponía a revolver en sus revistas para localizar mi pedido, yo observaba con una atención discreta su cara marcada por algunas arrugas. No eran feas, me parecían ríos por donde fluía toda la sensatez y madurez que ella me transmitía. Justo en el instante que yo tenía clavada mi mirada en sus ojos de azul eterno, ella desvío su cara encontrándose con mi mirada descubierta. ¡Aquí lo tienes!, descubriendo mi atrevimiento galán de mirarla de esa forma.

Lo único que hacia es ampliar aun más su sonrisa de miel de sol. Yo no quería ser menos pensé, y al entregarme ella las revistas le deposite suavemente las monedas sobre la palma de su mano, acariciando apenas con mi dedo índice su mano al retirar mi mano y añadía: ¡Siempre estas al tanto de mi pedido!¡Naturalmente que si, y mira ha salido una nueva edición de autores alemanes contemporáneos, quizás te interesa! y daba unos pasos saliendo de la caseta de su Kiosco. Llevaba una chaqueta negra de lana fina que le protegía del fresco otoñal, debajo una blusa que me parecía de Satén, también negra. ¡Pues si por favor, enséñamelo!, respondía.

Me acercaba a ella, y solo estaba a dos palmas de distancia de ella respetando la separación cordial. Del bolsillo de su chaqueta sacaba sus gafas, y con delicadeza maestral se las colocaba inclinándose sobre la mesa exterior para alcanzar unos libros situados al otro extremo. ¿Te ayudo? le ofrecía mi ayuda en un gesto de caballerosidad. ¡Si por favor, aguántame estos otros libros!, y sacaba uno tras otro para llegar al deseado. Su perfume me volvía de blanco y negro regresando a los ambientes de la década de los 40.¡Ya esta, aquí lo tienes! Al entregarme el libro ella añadía: ¡Es “La esencia perdida de los Besos” de Sabine Herz. Lo leí el otro día y es muy profundo, te gustara!

Al ver el Libro ilustrado de un rojo tentador, le respondí: ¡Que buena recomendación me has hecho, esta autora siempre me cautivo!¡A propósito, no se tu nombre! me dirigía a ella con el libro en la mano. ¡Estrella, es un placer!, me decía. Con dos besos en su mejilla, le pague y me despedí tras desvelarle también mi nombre. El resto del día intentaba centrarme en mi trabajo, pero apenas podía. Su perfume aun caracterizaba el libro que me había entregado ella. Al aparecer la noche, llegue a casa. Una ducha, y una infusión me hicieron de ceremonia de apertura para iniciar la lectura del libro. La escritora remarcaba en su obra la importancia de la forma de dar los besos. Había besos ligeros y sin apenas profundidad que eran ideales para ser dados en sitios públicos con poco tiempo disponible. Estaban también los besos que atrapaban, que más que besos ejercían de clímax superiores de nuestras propias lujurias personales. El libro sencillamente me cautivaba. Yo ya me consideraba aperturista y liberal en cuanto a formas de pensar, pero agradecía enormemente esa porción de novedad a añadir.

A la mañana siguiente me levante con un Flash fijo en mis pensamientos. Antes de pasar por el Kiosco iba a comprar una rosa que iba a ser acompañada con una gran carta que en su interior contendría 10 sobres más pequeños, igual que las famosas muñecas rusas. En el último sobre más pequeño iba a introducir un mensaje: ¡Estrella, me has sorprendido con ese libro! ¿Te apetece ir a cenar conmigo? ¡Te digo esto, porque me gustas y quiero conocerte!

Con la sorpresa ya en mis manos me dirigía a su Kiosco. Al acercarme me sorprendió no verla, en vez de ella estaba una señora anciana, que decía ser su Tía. ¿Estrella está bien? le preguntaba. Y con ojos llorosos me respondió: ¿No lo sabía? ¡Estrella tiene Cáncer y su estado ha avanzado tanto que le obligo a hospitalizarse! Tras facilitarme la habitación y el hospital donde ella estaba ingresada, fui inmediatamente a verla.

Al entrar en la habitación la veía sola, aun sonriendo. Se sorprendió al verme entrar. ¿Tu por aquí? ¡Qué agradable sorpresa! Le agarre su mano y le pregunte ¿Estrella, cuéntame que ocurre?¡Es terminal amigo mío! decía. Y sin poder remediarlo mis lágrimas saltaron, y le entregue la rosa y el sobre. Sus ojos cansados brillaron al abrir los sobres y al leer la esencia del mensaje contesto: ¡Si quiero, quiero cenar contigo! Y con esas palabras mi corazón pasó a ser suyo y mis lágrimas se entremezclaron con una sonrisa que tenía un sabor ciertamente complicado. Dentro de mi sabía que iba a estar por ella todo lo que hiciera falta ….. ella solo me pedía: ¡Abrázame muy fuerte, y no me sueltes por favor!
¡Dios!, a veces la vida es un autentico misterio.

@Ava