Sarajevo
En estos años de guerra se rebela la crueldad
y patina abruptamente el razonamiento por los suelos.
El puñal raja en las costillas,
dispuestas a morir en las calles
donde transitan milicias
y juegan al “zig zageo” los habitantes de la urbe apestada.
La descomposición de lo que era
no se detiene, no perdona,
ni excusa los llantos de las madres
de los héroes a conveniencia.
La jet cultural quedo absorbida
en los baños sangrientos
de los amantes estratégicos.
¡Guerra salvadora de la patria!,
reclamada por multiétnias encarnizadoras,
machacando a indefensos vecinos
en sus propias cenizas.
Un perverso descarrilado sistema
que aprieta las gargantas de suministro
y paraliza cualquier iniciativa mínimamente humana.
Ex-Republicanos, Ex-Estatales,
son los “ex” que aspiran como buitres
a implantar sus anteriores épocas de pura fachada,
y como un baluarte conspiran
nacionalistas y regionalistas cortos de entendimiento
para causar masacre en las filas contrarias.
Arrolladores individuos blindados
se adjudican en nombre de la paz
el derecho a juzgar sin premeditar,
y los chicos lanzan gritos patrióticos
dándole patadas fanáticas a hojalatas
en su desesperada situación.
¿Dónde quedaron las estrellas rojas
del mariscal que logro resistir
al simbolismo de los Nazis?
El mariscal Tito murió,
y con el la seguridad de la unidad.
¿Acaso podemos pronunciar los siglos venideros
siguiendo todavía en pie la práctica del más fuerte?
Los corredores de auxilio hacia los lugares
donde domina el supuesto “nuevo orden mundial”,
carecen de fundamentos sostenidos con hechos,
son en si ilusiones prometidas e innecesarias
para apaciguar a la opinión pública
asentada en sus sofás respectivos.
Una bala desviada
destruye el beso de una pareja,
convierte a hombre y mujer en objetos de caza.
Persiguen la fidelidad hasta dar con ella,
el golpe de gracia separa mano de mano.
No entiendo.
¿Por qué?
@Ava