MENTE
VOLADORA Y OREJAS DE CARNAVAL
¿Cómo sería sumergirme en un lago de lava
y deshacerme de este cuerpo desgastado,
para renacer como la fuerza del viento que habita en las nubes?
Y no soy de los que devoran películas de Terror,
para ver como en hora y media
descuartizan inocentes
sin que al cabrón del psicópata le pase nada.
Prefiero una historia a la inversa,
donde sale un héroe cotidiano de la calle y se carga sin contemplaciones
a cualquier ser oscuro que venga a este mundo para practicar y disfrutar
haciendo el auténtico mal y sin piedad.
Le pregunto a un pacifista de moda empedernido,
que se pasa todo el santo día publicando frases “chachi guays”
de que se acabe la guerra,
independientemente de quien fue el agresor.
Me pregunto qué haría en la situación de que unos desalmados atacasen a su
familia o vecinos para matarlos,
y el tuviera una arma para poder evitarlo.
Por desgracia hay situaciones que no sirve ofrecer la otra mejilla,
cuando la existencia de los tuyos está en peligro.
Me pregunto cuántas idioteces que se dicen en la Televisión
se depositan en cerebros predispuestos,
para derretirles poco a poco
cualquier síntoma de análisis y pensamiento reflexivo.
Y siguen emitiendo corrosivos para socavar el intelecto racional.
No me extraña que a veces me voy en pensamientos hacia Venus,
para imaginar cómo sería estar expuesto durante unos segundos
a cien atmósferas de presión.
No hace mucho supe la respuesta
de porque los aviones comerciales no llevan paracaídas gigantes
para evitar los accidentes aéreos.
Buscadlo y lo sabréis.
Me encanta buscar respuestas.
Y para concluir este ir y venir de pensamientos.
Hace meses supe cómo se llamaban esos dulces crujientes
con canela que hacia mi madre cuando era una adolescente,
a quien le crecía el pelo por doquier.
Orejas de Carnaval. Así se llamaban.
Cierro los ojos,
lo imagino,
huelo muy profundo,
esa canela.
Y cuando le doy un mordisco,
hace “Crack”.
¡Delicioso!
Tan frágiles y tan ricas.
0 comentarios:
Publicar un comentario