La ola
Sacaba mis narices
de un agujero que se hundía
en la rabia de una multitud indignada
que seguía a su líder.
A su vez ese líder se encontraba atrapado
en una espiral que multiplicaba su ego
con un creciente número de manos
que le dibujaban el símbolo en su espalda.
Los panfletos unicolores y con letras blancas
anunciaban la erradicación de los cuervos negros con pico blanco
y la instauración de detectores mentales avisadores por si
de un agujero que se hundía
en la rabia de una multitud indignada
que seguía a su líder.
A su vez ese líder se encontraba atrapado
en una espiral que multiplicaba su ego
con un creciente número de manos
que le dibujaban el símbolo en su espalda.
Los panfletos unicolores y con letras blancas
anunciaban la erradicación de los cuervos negros con pico blanco
y la instauración de detectores mentales avisadores por si
los liberados se desviaban de la doctrina
“felicidad para todos”.
Recordaba a los charlatanes que prometían un reino en el cielo
si te tomabas una botella de charlas y entusiasmo colectivo,
Y en este caso fue peor.
Empezaban a señalarte, empezaban a culparte.
Recordaba a los charlatanes que prometían un reino en el cielo
si te tomabas una botella de charlas y entusiasmo colectivo,
Y en este caso fue peor.
Empezaban a señalarte, empezaban a culparte.
@ Las Crónicas de Ava