No estoy pendiente de las tendencias televisivas
o de los gurús de la moda,
ni se quien es el número uno en los cuarenta ahora
ni porque una mujer barbuda gano un festival con un euro y su visión.
Suele pasar repetitivamente, una vez tras otra,
que las emociones y sentimientos que parecen que duran toda la vida
entre promesas y novedades,
pero que con demasiada frecuencia acaban por venirse la cuesta abajo,
haciéndose pupa al tomar contacto con el suelo de la realidad.
Deje un grupo que se volvió exclusivista,
el tiempo había acabado y yo había crecido más allá de sus estatutos,
y como siempre con mochila en mano seguía la luz del horizonte.
Deje los fantasmas y rondas de la noche
por acabar cansado de dar esquinazo a leyes y patrullas.
Deje de estar casado,
para amar algún día con pies descalzos en la arena de mi imaginación.
Comprendí a Dalí, a medida que yo seguía,
a medida que él se perdía de nosotros
y se enamoraba perdidamente del arte.
Mañana estaré en Alcorcón, y después ya veré.
@ Las Crónicas de Ava