Sonda Cuatro, que lejos estás de mí
Hace una hora aún te veía del tamaño de
una pelota de tenis,
a través de mi casco de astronauta errante.
Ahora solo escucho tu señal intermitente de guión alto y guión bajo cada 90
segundos.
Aquella entupida maniobra, me corto el hilo umbilical que me tenia sujeto
a tus maternas provisiones de oxigeno y alimento.
Me estoy alejando de ti,
flotando hacia donde Dios sabe donde.
Me queda una hora como mucho,
una hora para que tus emisiones con intervalo de 90 segundos,
me hagan entrar en Trance para que pueda recordar las voces que deje atrás en
la Tierra.
Si cierro mis ojos, veo un bosque
espeso,
por el cual entran algunos rayos del sol para iluminar
las puntas de mis dedos,
esas puntas que han sabido dar amor y cariño,
pero también limpiarse el sudor que producía
alcanzar un objetivo.
Uno a uno hago
memoria,
cada 90 segundos.
Pienso en dos personas diferentes,
en un acto útil para aprovechar el tiempo que me queda.
Son Personas que han dejado huella en mis huesos,
esos que seguramente algún día encontraran dentro de este traje espacial.
Sonda Cuatro, ojala fueras capaz de
recibir todas las emisiones de mis pensamientos,
y transmitirlas a los dispositivos
móviles de todos aquellos que son
protagonistas de mi memorias.
Me queda esa chispa de calor, que
produce la satisfacción de haber hecho
hasta el último momento cosas,
por las cuales me desvivía.
Te abrazo vida valiosa por todo lo que me has dado, lo bueno y lo malo,
asi es una vida al completo.
Sonda Cuatro,
te estampo mi sonrisa de paz proyectada desde lejos,
para decirte Adiós.
Fuiste el último nexo que tuve con esta realidad.
Que sea la fuerza rotatoria del centro del universo
que me catapulte a un nuevo destino fuera de este traje espacial.
@ Las Crónicas de Ava