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Sueños son imparables ante lo conocido,
yo diría: Inmortales esencias vagabundas
en lo inesperado y deseado.
Es difícil cubrir con palabras a los sueños
porque son lo que no podemos explicar,
no podemos,
la cobardía nos acompleja desesperadamente.
¿Quién se atreve a alcanzar un sueño?
Diariamente circulan en lo alto de nuestras mentes
y personalmente queremos salirnos
de esa norma regulatoria.
Un salto de mil pies que atraviesa
el panorama metropolitano,
lo de civil dejarlo aparcado en el cine
y desplumarse así de “Natural” ante ojos fuera de comprensión.
Soñar es lo fantástico.
Estrellas y fuego pasional rinden su homenaje
en un cuerpo viajante a amores distancia
de su vitalidad terrestre,
que ante la incapacidad de quitarse sus botas de plomo
y concienciado de la vinculación maternal con un suelo bien hecho,
le atrae la tentación de desintegrarse en satisfacción,
seguro de que valió la pena
el “abrir y cerrar de ojos” en el conjunto universal.
Ni tu, ni yo,
nadie sabe si un sueño de verdad
proviene de imaginaciones celestiales
o las dimensiones entre si
provocan tales hazañas que hacen posible
que los hombres sueñan.
Los lavaderos de la conciencia reciclan nuevas ilusiones,
nuevos niños,
de los fracasos que sufrimos.
Otras teorías existentes y creadas al servicio del progreso
fallecerán sin duda ante las innovaciones creativas
recién salidas de la inspiración de nuestra inteligencia.
Y tal vez,
después de muchas mañanas
conseguirán el descubrimiento definitivo del hombre.
Es curioso soñar. ¿Verdad?
@Ava
