Al atarme los zapatos
Me agacho
y ato el zapato,
la mente divaga, se expande,
se inicia el viaje.
en el tiempo, en la distancia,
en meteoritos-sensaciones que atraviesan mi mente
mientras en automatismo se desliza el cordón entre mis dedos
para apretar y sujetar,
y estoy cerca de una satisfacción
al erigirme y encontrar mi cara “poemizada” en la expansión del espejo.
Me agacho,
me inclino,
Maria o Mónica, no recuerdo su nombre
que lucia en su tarjeta de cajera de la esquina primera,
en ese sitio donde olían panes nacidos de manos emprendedoras.
De ella si me acuerdo,
y ella tal vez de mi mirada que entraba y salía,
provocando una situación que podría dar lugar a un viaje,
a un reino conquistado en común.
Me agacho,
me tuerzo,
el calcetín derecho entra a pelo,
pienso en los hombres mono para
enganchar con el pie izquierdo.
Los rayos del sol que entran por la ventana
iluminan las motas de polvo que flotan en este espacio de mañana temprana.
Me agacho,
me encojo,
desnudos siguen los años
cantando canciones de placer y untadas por debajo
con paté de realidad.
Mis amigos, mis amores, mis decepciones,
dentro de un tranvía.
Cuando quiero,
me subo.
@ Las Crónicas de Ava
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