Esperanza teñida de
cansancio
Fragmentos de luces que se diluyen en las ciudades,
ojos cerrados expuestos a flashes intermitentes con peligro de padecer una crisis.
La espalda recta, cabeza alta,
apretón firme al agarrar nuevos encuentros,
nuevos pasos que se avistan por la cordillera de la existencia raspada.
Se diluyen voces conocidas de antaño, cercanas a mi pecho cristal.
Sus ecos retumban en la vitrina ámbar de los ojos deshechos en recuerdos acuosos.
¿Qué le vamos a hacer? ¿A dónde paran los recuerdos?
¡Álvaro!, me dicen,
me giro,
extrañando oír esa forma de luchar por mí
y no quedarse en simples palabrerías de un amor “Tal vez” o de una amistad “Quizás”.
ojos cerrados expuestos a flashes intermitentes con peligro de padecer una crisis.
La espalda recta, cabeza alta,
apretón firme al agarrar nuevos encuentros,
nuevos pasos que se avistan por la cordillera de la existencia raspada.
Se diluyen voces conocidas de antaño, cercanas a mi pecho cristal.
Sus ecos retumban en la vitrina ámbar de los ojos deshechos en recuerdos acuosos.
¿Qué le vamos a hacer? ¿A dónde paran los recuerdos?
¡Álvaro!, me dicen,
me giro,
extrañando oír esa forma de luchar por mí
y no quedarse en simples palabrerías de un amor “Tal vez” o de una amistad “Quizás”.
Y entre mi próximo destino por presentar mi psique poeta
con la destreza de un sonámbulo eficaz
y el esfuerzo por dejar atrás el beso mordido,
invoco la leyenda del viajero gallego,
ato la Luna Hispana a mi espalda
y me apropio del centro universo del azul europeo.
No es tristeza queridos lectores,
es esperanza teñida de cansancio.
@ Las Crónicas de Ava
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