Cadencias de enero
Una bandada de palomas,
allá por las ocho,
rastreaba el suelo por restos de bizcocho
pero no lograron picotear nada más que termitas maltrechas.
En el banco de enfrente
una pareja se alinea a besos.
Totalmente ausentes,
en labia y en lengua su mundo presente
abarca la entrega de hoy y la lucha de mañana.
En las ventanas del edificio primero
aparecen palabras escritas de enero,
con dedos de algodón efímero,
sin cortinas, sin persianas, fachada pura.
Un semáforo averiado,
su verde había cesado,
su rojo abandonado,
solo alertaba del paso en cadencias de dos tres dos con precaución.
A cuarenta y un billones de kilómetros
Alfa Centauri y su luz,
apenas revela si se puede respirar
o si habrá parada estelar.
@ Las Crónicas de Ava
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