La mujer maravilla y el hombre
incombustible en los cielos de Bilbao
En Junio te mostré que hay
lazos luminosos,
que te obligan a decir la verdad si te atrapan.
Te miraba y sentía satisfacción por poder hacerte retroceder a un tiempo,
en donde las amazonas aún cultivaban las
artes corporales encima de las espaldas de los caballos.
Entraba por Cantabria y los cielos se nublaron cuando empecé a visualizar las
colinas de Bilbao.
Vuestra ciudad, vuestra jungla.
Al llegar me hiciste subir
a vuestro recién construido reino en los cielos de Bilbao.
Me sacudía el polvo de todos los mundos que quería agrandar,
y sin casi percibirlo,
en esos seis días,
vosotros agrandaste un poco más mi mundo.
Me preguntabas si quería ver monumentos,
y te respondía que lo que más me atraía conocer en las ciudades,
eran las personas.
Me aporto mucha motivación ver la ilusión con la que Ramón iniciaba una nueva
andadura en su vida.
Cuando regresaba a casa escuchaba atentamente sus relatos,
veía sus ojos cansados, pero rellenos de nueva fuerza.
Igual que el agua correa las piedras de un río,
sentí verdadera amistad hacia este hombre incombustible y luchador.
Los días sucedieron con largas y profundas conversaciones,
que reforzaron la psique y el corazón de ambos.
Y ese borrador en la mesa de la cocina,
con una historia que hablaba de una madre coraje.
Sospecho, que esa madre coraje,
reflejaba la propia actitud y fuerza positiva que tenia su autora.
Bilbao para arriba, Bilbao para abajo,
cuestas y bajadas por todas partes rodeadas de colinas.
Una semana que nunca olvidare,
ni a ti, ni a el.
@ Las Crónicas de Ava
AMAR ES OTRA COSA
Hace 7 años
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