En sábanas moradas a estrenar
te echaste como palitos mikado
para que extrajera tus puntos de placer
sin que se cayera tu entorno,
sin que se derrumbasen los puentes
que te permitieran alcanzarme en mi isla oculta,
flanqueada por versos-minutos, por frases bohemias.
En abrazos de sexo-marea te revelé mis fotos del pasado,
aquellas en blanco y negro que permanecían solas
en mi recuerdo,
hasta que tus ojos retrocedieron conmigo todos esos años,
tú y yo en el mando de la máquina del tiempo.
La mirada-cremallera a un palmo de los labios,
aguardando con templanza y con dominio la entrega del momento de la revolución.
No olvidé Togo, ese alargado país colocado como un frontón
entre sus naciones vecinas,
no olvidé la mano mochilera que trata de dibujar el billete
para viajar, para hacer caso a la voz interna que pide distancia-bésame.
Y me alargué, como Togo,
para envolverte en papel aluminio invisible,
penetrante en destellos de placeres,
para ser protegida a la velocidad ultra sueño que te llevaban mis atrevimientos.
Conoces el peligro de un Poeta que rompió lazos con la nada.
Atravesaste mi doble mundo.
La proeza del cariño que cedo a la entrega del animal puro,
las palabras-pergamino de orificios de oro
para entrar en las agujas de un Maorí expandido.
Y tuve tu vida en mis manos,
al tocarte, al liderar la rebelión de tus neuronas cansadas
para conquistar ese castillo-corazón que se puso a tu alcance.
te echaste como palitos mikado
para que extrajera tus puntos de placer
sin que se cayera tu entorno,
sin que se derrumbasen los puentes
que te permitieran alcanzarme en mi isla oculta,
flanqueada por versos-minutos, por frases bohemias.
En abrazos de sexo-marea te revelé mis fotos del pasado,
aquellas en blanco y negro que permanecían solas
en mi recuerdo,
hasta que tus ojos retrocedieron conmigo todos esos años,
tú y yo en el mando de la máquina del tiempo.
La mirada-cremallera a un palmo de los labios,
aguardando con templanza y con dominio la entrega del momento de la revolución.
No olvidé Togo, ese alargado país colocado como un frontón
entre sus naciones vecinas,
no olvidé la mano mochilera que trata de dibujar el billete
para viajar, para hacer caso a la voz interna que pide distancia-bésame.
Y me alargué, como Togo,
para envolverte en papel aluminio invisible,
penetrante en destellos de placeres,
para ser protegida a la velocidad ultra sueño que te llevaban mis atrevimientos.
Conoces el peligro de un Poeta que rompió lazos con la nada.
Atravesaste mi doble mundo.
La proeza del cariño que cedo a la entrega del animal puro,
las palabras-pergamino de orificios de oro
para entrar en las agujas de un Maorí expandido.
Y tuve tu vida en mis manos,
al tocarte, al liderar la rebelión de tus neuronas cansadas
para conquistar ese castillo-corazón que se puso a tu alcance.
Apriétame, golpéame, arráname, respírame, protégeme, adórame,
porque esa es la única verdad que puede hacerme tuyo.
porque esa es la única verdad que puede hacerme tuyo.
@ Las Crónicas de Ava
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