El chute dorado
Dámelo.
Me gustan los túneles,con mariposas estrelladas en los bordes
y gusanos remolinos que me erotizan la mente
para sentir placer en dejarme caer.
La casa arruinada en el número siete de la Avenida Pérdida
es mi palacio y los periódicos de semanas anteriores
los convierto en una cama voladora donde dejarme caer extasiado.
Lo necesito,
la presión,
la leyenda dorada que me llevara lejos.
Quiero irme fuera de esta gris urbe.
Quiero vestirme con los colores del Valhala
y navegar en un barco de madera con una reina de ojos azules y rubias trenzas.
Clavado en mis venas una aguja dorada con un billete de ida
en el que ponía:
¡Estoy preparado para verte!
Corto las cuerdas y escucho a Hammock.
@ Las Crónicas de Ava
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