Nadie puede decidir lo que es mejor para un pájaro.
El pájaro decide y es libre
y si ya no vuelve con frecuencia a esas manos,
será porque ya no las siente tan acogedoras.
El ave dejo de dar importancia a las manos,
aunque se alegra que las manos que antes fueron su hogar, estén bien.
Fue el pájaro, como maestro y mentor ,
que enseño a las manos con dedicación, entrega, pasión y amor
a multiplicar sus capacidades para ver más allá de los mundos opacos.
Cosa que la mano haría bien no olvidar nunca.
@ Las Crónicas de Ava
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