domingo, 14 de mayo de 2017

Poesía: Tiempo Nauta



Tiempo Nauta  


Me gusta mucho conducir.
Es la forma que tienen mis piernas de correr.
Es la sensación que tengo de volar salpicado por luces de neón.
Los Flashes tienen algún significado
y sus ráfagas de luces transforman mis ideas sueltas en algo preciso y efectivo.
Me viene, por ejemplo,  la pregunta, de por qué tuve que nacer así.
Y la respuesta es casi instantánea:
Para dar por saco a muchos complejos y abrir el baúl de los poderes ocultos.
Luego pienso, mientras tomo la redonda,  que el odio no es cosa de izquierdas o derechas.
Es, más bien, la ausencia de humanidad
y el brote del fanatismo que crea el deseo de destruir y aniquilar al contrario.

Le doy un poco más al acelerador y me deslizo suavemente por la avenida de los árboles del río.
Pienso en la sexualidad, uno de los pilares más sagrados e importantes que hay dentro de mi.
Vivirla y expresarla con dignidad. 
Edificarla como si estuviera montando un castillo de piezas de Lego.

Especifico: Me gusta conducir de noche.
Recuerdo a muchas personas. Más flashes.
Comprendo que la entrada, permanencia y salida de personas,
son como los puntos de la “i” que rellenan el libro del ciclo de la vida.
Comprendo que es más eficiente ser ola flexible,
que un muro de expectativas rotas.

A veces, tengo que dejar ir a personas con las que me gustaría estar.
Eso también es querer.
Y creedme, es jodidamente difícil.
Me queda por confesar que también he hecho putadas.
Ya te digo.
Si pudiera retroceder atrás las leyes del tiempo,
quizás la historia se volvería inconstante, con peligro de derrumbe.
A lo hecho, pecho.
Sí, una Luna, hace días, me hablaba de humanidad.
Lo recuerdo para no perderla.

@ Las Crónicas de Ava

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