Vietnam, Bosnia, Siria,
Guerra,
inútil,
sin sentido para los mantenedores de vida.
Muertos,
trozos de carne quemada, agujerada, violada, pisoteada…
olvidada.
La humanidad sufre con tantas guerras,
mientras la rueda del odio se alimenta de los actos de personas desangeladas.
La amenaza nuclear parece que esta en subasta,
guardada en el 0 verde de la ruleta de las coincidencias imposibles.
Pero que la bola del apretón final,
caiga cinco veces seguidas
en la casilla de la detonación, no es imposible.
Robots, futuro,
civilización aglomerada en cadencias binarias que respiran y reproducen
en seiscientas cuarenta y siete urbes metropolitanas repartidas por todo el globo.
Practicar amar, a pasos sin agobio.
Dejar la guerra, dejar las armas, dejar las ideologías y los dogmas de “Tu bueno, Tu malo”.
El tercer y cuarto mundo necesitan comida,
y el quinto se desvelara a mediados del tercer milenio.
La mancha de Gorbachov y los sudarios celestes de Maria de Calcuta se tiñen de buenos augurios, para que el hambre ya solo sea un fenómeno a estudiar en los libros de historia.
Que cesen los gastos militares,
dedicarse más a la exploración espacial,
al descubrimiento de nuestro lugar exacto en la espiral lateral de la Vía Láctea.
A los doce visionaba colonias humanas en diferentes planetas,
a los dieciocho regrese a una tierra aún enfrentada y que no quería cerrar las heridas,
a los cuarenta y ocho veo que es posible un mundo de muchas singularidades unidas
en el legado de hacer del Arte, del Conocimiento y la Exploración nuestra fuerza impulsora.
Convivir en armonía,
una vida social y agradable,
en donde todos nos entendemos y respetamos.
¿Seria posible?
Los que no sueñan no tienen esperanza
y los que no tienen esperanza no tienen vida.
@ Las Crónicas de Ava
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