sábado, 6 de septiembre de 2014

Poesía: El placer del pedaleo fetichista



El placer del pedaleo fetichista
Foto de la pelicula: Lila dice

Hago trizas con la amplitud de tu piel disecada
y maltratada,
precisamente hablo de esos poros que fueron tocados
por los que creías que eran augurios de un porvenir del amor lavado.
Solo fueron espejismos de un abrir y cerrar de ojos de mala luna.
Con los restos, con las trizas, con los pedazos de besos negros
desdichados
construyo esos barcos de tus recuerdos nefastos
para hacerlos arder como flota-sacrificio al precipitarse al sol que
parte el horizonte.

¿Quieres ver mi cueva? Así, me la lanzas, me sigues,
me lías con desparpajo a mirarte con deseo
como en aquella película francesa
con la chica de camisa de cuadros rosa
que montada en la bici provocó el placer del pedaleo al chico del barrio.

Mi sombra te cubre de aquellos que son de tu entorno y aún estás
en proceso de descatalogar, de archivar.
¡Dios! Gírate,
menea la cuerda que hace caer las cajas-pandora
de mis señuelos de luz y sombras.
Te inspiro en lo que escribes para volver a matar la vida inútil por mí.
Contigo aprendí a no viajar solo en estado de Trance a Goa,
esa acción tuya, cuando apoyas tus pies en mis muslos,
a un paso de la ofrenda a Venus, exiliada en mis partes profundas.

Desabróchate, abróchate,
utiliza las puntas de tu cabello para pintarme encima
obscenidades comunes,
las que nacieron de nuestra locura al romper a risa abierta con la ley
ajena del “Debes”.
Abriga mis pensamientos debajo de tu blusa,
refugia tus manos en medio de mi sensación de ir contigo.
Móntate encima y pedalea hasta echar,
lengua pegada, manos mojadas,
agua común.

@ Las Crónicas de Ava

viernes, 5 de septiembre de 2014

Frases de Ava

Echame saliva en mi boca seca para que pueda fluir por tu ombligo y despertar a golpeo labial los instintos más primitivos y candentes de la zona de tu vientre. Seis cerezas para ti dentro de mis instintos. Hazme el movimiento infinito.

@ Las Crónicas de Ava

Poesía: El abrazo perpetuo de Yuna y Ryu



El abrazo perpetuo de Yuna y Ryu


Tiempos de guerra.
Agosto 1945
Amaba a Yuna,
a pesar de nuestras familias,
enfrentadas hace ya generaciones por un estúpido
orgullo que ni yo ni Yuna entendíamos.

Zipango
La defensa y expansión del sol naciente radiante sobre tejido blanco
era la motivación de muchos de nosotros para seguir luchando,
seguir creyendo,
que el sol nunca iba a ponerse ,
y que nuestros enemigos jamás iban a poner sus zapatos sobre nosotros.

Yuna
Sus ojos mandarinas y sus dedos finos de aguas heladas
de los ríos de Hiroshima
se perpetuaban en mi decisión de luchar siempre por ella,
por mi, por nuestra estirpe venidera.

Luz
Tiempos de escasez,
y nuestro muro,
al  que se apoyaban nuestros brazos para sellar
la invisibilidad de nuestros besos …
y apareció esa luz.

Seta venenosa
Era grande,
como un champiñón de nubes grises y negras
se extendía en el cielo para radiar su veneno a los que miraban
y a los que se escondían.

Abrazo perpetuo
Llego el tiempo de la transición,
la tierra ya no nos quería,
y reventó y abraso todo allí mismo,
pegados al muro,
al oeste de la iglesia de Hiroshima,
al este de las garras del enemigo.

@ Las Crónicas de Ava

jueves, 4 de septiembre de 2014

Frases de Ava



Cero para mi equivale a infinito cuando se unen mis curvas con las tuyas y forman ese símbolo único.

@ Las Crónicas de Ava

Frases de Ava



En el ombligo te rodeo y intensifico como un ejército de diminutos dedos.

@ Las Crónicas de Ava

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Koda - Limnos




Poesía: ¡Átame!



¡Átame!




¡Átame!
Átame fuerte, sin compasión,
con decisión de la mano que sabe llevar la entrega desquiciada y sin domar
que entregue bien sabiendo, bien confiando,
bien oliendo el poder que sale de tus palabras vertidas en tazas de vida-porcelana.
Crucifícame de la forma que me dibujaste ayer,
sin cruz, con estacas, con cuerdas,
con pasión anclada a la piedra que estás dispuesto a echar por mí en la rueda del molino.

Estoy cansada de nubes-promesas que me lanzan inconcluyentes hombrecitos
con zapatos de gominolas que se derriten cuando trato de buscar verdad en ellos.
Tú viniste sin saber cómo,
te presentaste como un descarado de punta fina, y tu naturalidad me hizo volver a creer
en el niño-pijama que se escondía bajo mi cama 
cuando yo pintaba las trenzas de Pipilota Calzaslargas con tiza en las calles.

No me doma nadie, nadie,
pero tú has conseguido cortar mi mantequilla endurecida
que lamía para darles sabor a los panes del día.
Jamás fui sosa, jamás fría,
aparentaba mujer distante sí,
pero seda y viajes rumoreaban por la piel interna de mi pecho,
y tenía mucho techo para saltar a donde quisiera.

¡Sujétame!
Por Dios, cómo adoro cuando sacas tu lado infierno
y aun así no dejas evaporar todo la presión que hay en ti.
Chico malo,
tus palabras son hechos y tus ojos negros no hay por dónde cogerlos.
Y aún me vienes con esa sonrisa de sin patria…
Parecen no importarte los palos y circunstancias que te echan encima,
las soportas como maestro que tiene el secreto de la alquimia en sus manos.
Tus manos, sí.
Hazme obra santa y agárrame.

@ Las Crónicas de Ava