¡ANTES DE DISPARAR, ESCUCHAME!
¡Señor Soldado!
Antes de dispararme, mírame por favor a los ojos.
Afronta mi mirada repleta de orgullo de haber vivido.
No me tapes la vista,
no quiero últimas palabras.
Sé que por tu bala voy a morir,
se que tus ordenes son obedecer y callar,
ejecutar y no pensar.
Tú eres el brazo
extendido de los que me condenaron a desaparecer.
Seguramente si tú no disparas, tu familia también desaparecerá.
Y así se extiende la espiral del miedo.
Los de arriba lo saben muy bien.
Por algo se disfrazan como servidores
del proletariado,
y acusan de enemigos del pueblo a los que no siguen sus postulados.
Pero se equivocaron al
pensar que la voz hablada
y los pensamientos escritos se pueden callar.
Te miro a ti, Soldado con el rifle que apunta.
Recuerda mis palabras,
quizás algún día estés en mi lugar.
Quizás algún día digas “No” a los que dan ordenes desde la cúpula del odio.
@ Las Crónicas de Ava
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