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Mi nariz patata deambula en medio de la Pampa,
con el frío trepando apuradamente por la espalda.
Siento un subidón escalonado,
a alturas de la boca recortada,
allí no pueden llegar los dedos colorados.
Este silencio, puro, es silencio bueno,
a diferencia de la trivialidad de los bebedores de café,
que se reúnen en lugares saturados de decibelios.
Mi nariz patata cubierta por copos de nieve
y todas las patologías quedan desterradas,
no hay vista que alcanza la estación claridad.
Es mi necesidad,
la de crear círculos,
arrastrando mi mejilla sobre la escasez terrenal nevada.
No pidan roce de mí.
no estoy para acariciar a nadie ahora mismo,
menos para enamorar a boleo.
Tiene alcance esta situación,
y sigo la marcha con mi dualidad,
empujado y envalentonado por el viento antártico.
Nariz querida,
deseo un fuego con pinchos de tubérculos asados.
El hipo que vino del frío me retrasa la palabra amada.
@ Las Crónicas de Ava
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