Mi fuerte nunca han sido las historias de Crímenes. Por tanto, cuando empecé a introducirme en el mundo descriptivo de la historia de “Contra el Olvido”, yo empecé a fijarme mucho más en la trama personal de cada personaje.
En esta historia, y sin entrar en Spoilers,, hay un personaje que destaca de forma sobresaliente, por encima de los demás. Silvia.
Silvia es una madre, una esposa, una trabajadora, una hermana, un ser humano, que vive una vida aparentemente equilibrada y que sigue su orden natural.
Pero un hecho inesperado, la muerte de su hijo, empieza paso a paso, a derrumbar todo el mundo social y afectivo, en el cual se desenvolvía Silvia a la perfección.
Hay un dicho que dice: ¡Por mi hijo mato! Silvia, descubre como la mayoría de los personajes que rodean su existencia, tienen algo que ocultar. ¿Cómo puede ser que no se haya dado cuenta de esa tormenta que estaba girando alrededor de ella, como planetas errantes, que tratan de engañar a su estrella.
La muerte de Rubén, su hijo, desencadena en Silvia, una fuerza interior por querer descubrir quien fue el culpable de la muerte de su hijo. No desestima esfuerzos, viajes, y explosiones de impotencia, por no haber podido evitar la negra fatalidad.
Y allí está, como una imagen intermitente que acompaña la historia, el avión juguete con la ala rota, de Rubén. Madre coraje, madre detective, una madre que crece por encima de sus fuerzas físicas,, para llegar hasta donde haga falta.
Si algún día, esta historia, ambientada en un Bilbao, que la autora conoce muy bien, pueda ser llevado al cine, creo que no se me ocurriría mejor actriz, que Belén Rueda, para interpretar el papel de Silvia.
En algunos momentos de la historia, en Silvia, pude reconocer algunas facetas de la propia autora Fátima Diez, al que tengo el enorme placer de conocerla.

























